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Fotografía: Molly Condit / Sinergia Animal / We Animals.

¿POR QUÉ NO
TOMAR
LECHE?

Las vacas son seres sintientes y sensibles. Tienen memoria, lo que les permite recordar vivencias placenteras y dolorosas. Diferentes investigaciones demuestran que las vacas tienen interacciones sociales complejas, eligen sus amistades, crean grupos-familias y expresan sus emociones a través de mugidos y de la temperatura de sus narices.

Experimentan felicidad, placer, tristeza, miedo, ansiedad y dolor. Se ha observado que, al mantener a las vacas en un estado de calma y acariciarlas en sus zonas preferidas, experimentan claros signos de alegría.

Como en todos los mamíferos, la leche de las vacas está destinada a la alimentación de sus bebés. 

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En la industria láctea, el destino de la mal llamada vaca lechera es el siguiente: es inseminada artificialmente para que produzca leche.

Post parto, el recién nacido comparte con su madre solo las primeras horas de vida, luego son separados forzosamente para que la leche que la madre produce para él pueda recolectarse y venderse para consumo humano. El bebé es encerrado en una jaula individual. Hambriento, desorientado y desesperado por conseguir afecto, llora por su madre, mientras ella muge día y noche buscándolo. 

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Fotografía: Airtor Garmendia. Tras los muros. 

Como parte de la industria, las vacas pueden ser inseminadas y preñadas muchas veces a lo largo de sus vidas sin ninguna consideración del deterioro que esto significa para su salud.

Tienen un embarazo promedio de 282 días, lo que equivale aproximadamente a 9 meses de gestación.

Después del parto, las buenas prácticas agropecuarias (buenas para la industria, crueles con las vidas animales) incluyen la recomendación de volver a preñarlas en un plazo menor a los 90 días para optimizar su producción de leche. Muchas sucumben a la presión y al desgaste que genera la fecundación continua. 

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Fotografía: Andrew Skowron / We Animals Media

Las vacas de la industria láctea producen 10 veces más leche de lo que producirían sin intervención humana: 50 litros diarios, contra los 5 que generarían naturalmente para alimentar a sus crías.

Para lograr el objetivo de la industria, son conectadas a máquinas de ordeñe, un sacaleche industrial, de 2 a 3 veces por día.

Cuando disminuye su rendimiento o se enferma, la vaca es enviada al matadero. Quienes manejan las industrias buscan aumentar sus ganancias, reducir los costos de la materia prima y sobreexplotar los recursos. Pero ¿qué pasa cuando la materia prima y/o el recurso es un ser sintiente? 

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Si está en libertad, la vaca adulta se alimenta de pasto y nutre a su cría con la leche que produce.

Como parte de la industria ganadera, las vacas comen alimento balanceado, leche en polvo y productos destinados a acelerar su crecimiento. Además, les aplican inyecciones con medicamentos, antibióticos, hormonas de crecimiento y les realizan chequeos de embarazo de manera periódica.

Todas estas prácticas vienen acompañadas del uso de la fuerza para que las vacas se dejen tocar, intervenir o pinchar.
Si se resisten, reciben golpes, rebencazos o descargas eléctricas de picanas.

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Fotografía: Andrew Skowron / We Animals Media

En condiciones naturales las vacas pueden vivir hasta 20 años, en granjas lecheras sobreviven 6.

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La sobreproducción de leche se relaciona con la alta demanda de productos lácteos por parte de nuestras sociedades.

En Argentina,
por ejemplo, el consumo por habitante alcanza los 188 litros al año, ubicándose en el 7º lugar como consumidora de leche en polvo entera y en el 8º lugar como consumidora de quesos a nivel mundial.

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Fotografía: Andrew Skowron / We Animals Media

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